Una de inversores. Una de opciones…

elegir

Eres inversor en fase seed y tienes que elegir entre una de las dos opciones:

  1. Analizar el business plan de una empresa, estudiar el mercado, conocer al equipo, ver si es escalable y demás análisis numéricos.
  2. Pasar unos días en el monte con el emprendedor y hablar de la vida. Con poca comida y mucho frío.

No vale complementar las dos. Una u otra.

Para mi es claro: Opción 2.

Los inversores, casi todos, no tenemos ni idea ni tenemos una bola de cristal. No sabemos de tendencias porque leemos el mismo Techcrunch que lee todo el mundo. No estamos ahead of the wave porque si no invertiríamos ahí todo nuestro dinero, no diversificaríamos.

Por eso me quedo con la segunda alternativa. Si sé de la persona en la que voy a invertir sé que confiaré en él para que cuide mi dinero como si fuera mío. Si le veo pasándolo mal, comiendo poco y pasando frío, sabré cómo es de generoso, de duro, de… Lo demás creo que no importa, o evidentemente importa menos, pero este mini post iba de elegir, una opción u otra.

Por eso Vitamina K creo que invierte en gente distinta con proyectos diferenciales. Pero primero en gente distinta.

No tengo tiempo

Reloj

No corro porque no puedo, no tengo tiempo.

Yo me decía eso muchas veces. «No hago esto por falta de tiempo», «ay si tuviera tiempo para…»

Hasta que me di cuenta que no me podía engañar. Que si no hacía algo en mi vida no era por falta de tiempo, es porque no quiero. Punto. No corres porque no quieres ponerlo en tu escala de prioridades como pones otras cosas.

Y cuando lees «correr» pon lo que quieras en tu vida. No dedicas tiempo a este tema, a esta persona porque no quieres. Porque por poder se puede hasta dormir menos de lo que duermes, el cuerpo es muy sabio.

Y para muestra un botón: Tengo las comidas ocupadas hasta el 31 de marzo. ¿Porque no tengo tiempo? No, porque me estoy preparando otra carrera y porque quiero hacerla bien. Porque me he bloqueado al menos dos de los cuatro días que como fuera de casa para correr.

Sé que es una obviedad pero te sientes mucho mejor cuando te lo reconoces a ti mismo. Mola no mentirse y todos nos engañamos en lo que no queremos y pensamos que no podemos.

No hago esto porque no quiero. No veo a esta persona porque no quiero.

Sin más.

Detalles…

Maraton

Para correr una maratón hace falta cuidar los detalles. Muchas semanas de entrenamiento, de frío, de madrugones. Muchas series, muchas cuestas, y esta vez pocas tiradas largas. Una semana pensando que iba a llover, una semana de cálculos para que no te llegue el muro, para batir tu mejor tiempo. Detalles, muchísimos detalles…

El día del maratón de Madrid es perfecto para correr, perfecto si vas bien. Cada kilómetro es una guerra, cada avituallamiento, cada cosa pesa, cada detalle puede ser crucial. Y todo va saliendo perfecto hasta que en el kilómetro treinta y cuatro las piernas de repente no van, el corazón no tiene problemas pero es como si no fueran tus piernas, como si te las hubieran robado.

Y te cabreas al llegar, cuando llegas mareado después de ocho kilómetros infernales. Has hecho 3:43 cuando en 2012 hiciste 3:38 casi sin entrenar. Pero esto es así. Filípides y su muro te cazan cuando menos te lo esperas. Porque no es un tema de entrenamientos sino casi de suerte, de algo que ha fallado, de un detalle ¿quizá la suerte?. Hoy ha tocado, hoy te quedarás muy lejos de tu mejor tiempo y aunque habrá más ocasiones oye, has entrenado mucho y te j… que justo te toque cuando estabas más fino, cuando habías batido por mucho tu récord de media maratón. Cuando cada cosa estaba medida hasta la extenuación.

Y aunque estás agradecido de que te hayan ido a ver tus tres hijos y tu mujer, aunque hayan pasado por tres sitios del recorrido sólo por verte unos segundos, te sigue quedando mal recuerdo porque algo ha fallado.

Y llega la tarde y mi mujer me cuenta que un chico muy majo hacía fotos en Ferraz, en el segundo sitio donde me fueron a ver. Y como mi hijo mediano chocaba con muchos corredores le hizo un montón de fotos. Y como su madre aplaudía especialmente cuando pasó uno de rojo le ofreció pasarle por mail aquellas fotos en las que salían. El hijo, la madre y el padre.

Y cuando te llega la foto te das cuenta que ese era el único detalle que importaba de la maratón. Esa mirada, esa palmada. Gracias Myriam, gracias Arturo, gracias Jon.

Así va el país…

Tapados

En un taxi. Me dice el taxista que si me hace la factura por un importe mayor para poder meterla en la empresa y nos repartimos la diferencia. Así va el país…

Algo así era un tweet que leí el otro día. Tenía por entonces unos 600 retuits lo que, si no estás acostumbrado a Twitter, mayoritariamente representa gente que lo reenvía porque está de acuerdo. Y nadie la había preguntado, creo recordar que era un cantante famoso el que lo escribía, que por qué no le había dicho al taxista que le parecía mal y que esas cosas no las veía.

Porque es más fácil decir que el país está muy mal que afrontar que solo dando ejemplo y haciendo contra a lo que creamos que está mal cambiaremos esto. Es muy fácil poner un tweet y ser súper revolucionario que decirle al taxista que te parece fatal.

La corrupción, menudo problemón.  Que si Bárcenas, que si la Junta de Andalucía, Urdangarín… Claro, es que estamos en un país en el que todos los corruptos son malísimos y los de abajo somos buenísimos.

Pues no, tu tienes culpa de esto por hacer o por callar. Como yo. Los políticos que tenemos son la representación de país que tenemos. Y esto, aunque suene naíf, sólo lo cambiamos entre todos, desde abajo.  ¿vas a seguir solo haciendo retuits?

Yo paso.

Actualización 10/3/13: No me acordaba del tweet pero lo he encontrado de casualidad. Julián López. Actor y músico. 236.632 seguidores. 464 retweets, 57 favoritos. Sólo yo le pregunté…

Las personas y los proyectos. Wayra y Rodrigo Rato. Elijo muerte

Trinchera

Ayer, viernes por la tarde previo a un fin de semana de Reyes Magos en España aparecía la noticia del fichaje por Telefónica de Rodrigo Rato como consejero asesor de Latinoamérica y Europa. Premeditación, nocturnidad invernal y alevosía.

Estoy seguro que no hace falta que escriba sobre este señor si es que se le pueder tildar así. Solo recordar que según Business Week está en el Top 5 de los peores directivos del mundo y que está encausado por lindezas como fraude, fijación de precios y malversación de fondos tras su rutilante paso por Bankia.

Mi reacción fue rápida. Por un lado dije que en este país en vez de premiarte con un trabajo en Alcalá Meco se te premia con uno en Telefónica, por otro dije que donde están todos los que se metían con Rato por lo de Bankia pero ahora no decían nada por el fichaje de Telefónica y por otro escribí a Gonzalo Martín Villa para decirle que prefería que no me llamaran más de Wayra, una increíble iniciativa de Telefónica en favor de la creación de empresas de base tecnológica en muchos sitios del mundo y que está siendo clave en el ecosistema español de startups.

Señalé mil veces que el grandísimo trabajo de José María Álvarez Pallete, Carlos Domingo, Javier Santiso, del propio Gonzalo y muchos más se lo estaba destrozando Alierta en segundos con el fichaje estrella y que era una pena, tantos años de trabajo para que una decisión corporativa tirara abajo tanto sudor y tanto luchar desde dentro. Y ojo que la decisión corporativa seguro que está meditadísima y es eso, una decisión de una compañía pero mi problema era, y es, de concepto. Si Telefónica apoya Wayra es porque entiende que hay que apoyar a los emprendedores y que desde ahí abajo se regenera el sistema y eso casca con el fichaje del imputado Rodrigo, con «el otro modelo».

Pero he reflexionado, me he escrito con mucha gente a favor y en contra y he elegido muerte: cambio de opinión y me quedo en Wayra mientras quien me ha llevado siga ahí. Me explico…

Cuando me llamaron la primera vez para ser mentor en Wayra y me contaron de qué iba me pareció que tenía que ser mentira. Una gran corporación como Telefónica tenía que tener intereses ocultos y no el mero hecho de apoyar ecosistemas emprendedores. Wayra al principio me sonaba a hueco. El problema es que todavía no conocía a José María y a Javier y empezaba a conocer a Gonzalo. Con Carlos ya era más tiempo, socios en empresas y muchas discusiones futbolísticas. Y el tiempo, ver su trabajo, y conocer a los cuatro me hizo creerme Wayra, por ellos como personas y no por Telefónica como corporación.

Y hoy, a pesar de mi reacción inicial, me tengo que quedar con las personas, con Wayra, no contra las corporaciones. Wayra intenta cambiar las cosas desde dentro y es una startup que necesita ayuda y en la que como en toda startup seguimos a sus líderes. Si ellos se quedan y luchan desde dentro yo me quedo, si ellos dimiten me iré a ayudarles en esto si me invitan. No voy a defender a Telefónica porque es imposible, es asqueroso. Pero Wayra es una maravilla y sus creadores se merecen esta defensa por lo bien que se está haciendo. Si no me voy de España ni me borro como madrileño a pesar de nuestra Botella, no voy a dejar de apoyar a Wayra.

Me quedo en la trinchera. Honor, lealtad, disciplina y compañerismo. Ahora dispararme, estoy dispuesto.