Ayer hablaba con un grandísimo emprendedor. Su sueño es un producto que sirva y por el momento está ejecutando MUY bien. Con vaivenes lógicos, con momentos muy malos pero siempre enfocado. No importa si el producto por ahora no monetiza, no hay nada que importe más que si este está sirviendo a los usuarios, usuarios que son medidos en su comportamiento hasta el extremo.
Y entramos en la conversación «de la siguiente ronda». Esa que debería ser el inicio del macro despegue y en la que puede que sea muy difícil contarle a los inversores, especialmente si son los de siempre y miran lo de siempre, que la métrica de uso es la que en la empresa usan.
Porque la siguiente ronda viene y te van a a empezar a preguntar lo de siempre. Que si tienes estos usuarios y estas páginas vistas, si generas estos euros en por lo menos publicidad o si conviertes tu tráfico en ventas o similar. Las métricas de siempre. Descargas, uso, CAU, LTV. Las métricas de los inversores.
Y si no encuentras inversores que te crean hasta ese punto puedes tener un problema técnico. Puedes no conseguir dinero. Es cierto que el problema es el de siempre, elegir el inversor que cuadre con tu proyecto entendiendo que hay que contar lo que tu mides y lo que ellos miran.
¿O no? ¿O hay que poner tu métrica por encima de todo?
Mi consejo fue que contara todas las métricas poniendo la suya por delante. Que no olvidara «las de los inversores», que puede que sean importantes para poder estar más alineados. Para que le entiendan.
«Esta es la importante, yo y mis circunstancias»
Y allí estaré. And keep it for the book…