Los negocios de la crisis

Los días que corro de día son siempre más amenos, no sólo por el hecho de correr sino también porque observo gente. Por eso siempre suelo ir a sitios populosos (para soledad del runner tengo las mañanas y las noches en el Retiro). Tengo un recorrido que me gusta mucho que es más o menos este y como podéis ver es algo así como una vuelta por el Madrid antiguo (Retiro, Moyano, Atocha, Plaza Mayor, La Almudena, Bailén, Teatro Real, Plaza de España, Gran Vía, Cibeles, Puerta de Alcalá y de nuevo el Retiro)

Para los que os gusta correr diréis que mola menos por no estar sólo con tus zapatillas y por el ejemplo la montaña pero os prometo que tiene también su «aquel» el observar y esquivar gente.

El sábado aproveché  e hice algún recado y por eso varié un poco la ruta pasando por la Plaza del Sol. Los que no hayáis pasado por ahí últimamente no habréis visto que gracias al ínclito Gallardón y al generoso ZP y su plan E esta Plaza ha pasado a ser casi peatonal.

Eso no me extrañó al llegar, no era la primera vez que pasaba. Lo que me sorprendió y mucho era el número de personas con chalecos amarillos reflectantes. ¿Policía? ¿Samur? Si, había pero pocos, en torno a seis efectivos. Casi todo eran hombres anuncio de compradores de oro, y había muchos.

Una primera reflexión es que el oro ha subido muchísimo y eso hará que los negocios en torno al oro tengan más movimiento. Influye si, pero no es el punto importante.

La clave es que la gente tiene algo de oro siempre. Y es negocio comprar a buen precio a individuos apremiados por la crisis y venderlo caro, en línea con el alto precio al que hoy cotiza.

Si siguiéramos con reflexiones apresuradas podríamos decir que los que explotan estos negocios son eso explotadores y que es mucho más ético poner negocios «de toda la vida».

Y es que con la crisis no sólo salen los compradores de oro. Sintomático es que están volviendo los antiguos Montes de Piedad, ahora disfrazados de cash converters que en los últimos meses abren tienda tras tienda al contrario que los negocios tradicionales. ¿Y en qué consisten? Aparte del producto de compro y vendo con mi consiguiente margen está el «te compro a un precio pactado y si quieres antes de 30 días te lo revendo a otro precio también convenido». Supongo que muchos habéis oído que los Monte de Piedad eran instituciones, sigue habiendo, que se hicieron famosas por las colas a principios de mes dando dinero que empeñaba por ejemplo joyas y que al final de mes las recuperaba con lo que había cobrado…

¿Y por qué escribo de esto? Porque he estado dándole vueltas a la posible ética o no de estos negocios y he concluido que son tan éticos como cualquier negocio. ¿Por qué no? ¿Es más ético una inmobiliaria que venía casas a un precio que no lo valían antes de la crisis? ¿Es ética una tienda de ropa que ahora y siempre vende con un márgen estratosférico? ¿Y un banco de inversión? ¿Y una prostituta? ¿Es ética?

Para mi la eticidad de un negocio no está tanto en si este puede parecer más amable o no sino en cómo se hace. O sea, que se puede ser Monte de Piedad, inmobiliario, prostituta, banquero de inversión o vendedor de coches que lo suyo es poner de acuerdo a clientes y proveedores con un margen y hacerlo de una manera legal.

Y además, negocios que aprietan los dientes en momentos de crisis y encima crecen para mi tienen un gran mérito por parte del emprendedor. Doble razón.

¿Me equivoco? ¿Qué pensáis?

2 comentarios en “Los negocios de la crisis

  1. Esta claro que las crisis generan oportunidades y hasta modelos de «negocios» impensables en épocas de bonanza, pongo un ejemplo real:
    – Dependientas de tienda en paro,
    – Propietario de local vacio,
    – Dueños de stocks de ropa, complementos y calzado apalancados sin vender.
    Los 3 en la ruina, ¿Que hacen?
    El dueño del local cede su local, el propietario de los stock los cede y las dependientas ceden su tiempo.
    Resultado, lo que se vende lo reparten entre las 3 partes.
    Las dependientas cobran por su trabajo, el de los stocks vende su ropa, el del local cobra su alquiler y el consumidor consigue lo que busca a buen precio.
    Casi siempre el sentido común es lo mas efectivo.

  2. Reflexión interesante, con la que estoy de acuerdo en parte, pero yo añadiría dos matizaciones.

    La primera es que hay negocios que se prestan más que otros a ser éticos. Es más probable que consideremos una empresa que dar servicios a otra ética que no una inmobiliaria o un comprador de oro, por poner un ejemplo. A igualdad de «maldad», una tiene más capacidad de daño que otra. Lo que no quita que, como dices, en todas partes se pueda hacer bien o mal.

    La otra es la prostitución. ¿El trabajo infantil o la prostitución infantil también los meteríamos en el mismo saco? Podemos tener el mismo razonamiento, pero para mí hay unos límites, y sin bajar a esos extremos, la prostitución ya los supera. (Como digo, este es mi criterio, también entiendo que otro los tenga más arriba o más abajo).

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