Correr con un motivo

Corro desde mucho antes que al correr le llamaran running. Mucho antes que las crisis de los cuarenta llenara de «marathoners» y «iron men» las calles de nuestras ciudades…

No en vano mi primer maratón lo hice en 1997 con 21 años. Cosas que tenía uno, éramos deportistas y lo hicimos. Porque si. Sin vaselina y sin moda. Con unas zapatillas reguleras, sin reloj de correr, con dos pelotas.

Y ahora que ha pasado el tiempo y ahora que «está de moda» todos los que no corren te preguntan por qué, queriendo entender qué hay detrás. Por qué ellos no y tu si.

Al correr creo que no hay que buscarle muchas vueltas. Es fácil, te gusta o no te gusta, sin más. Si te gusta corres mucho, si no lo dejas. Y eso no quita que en cada inicio de cada maratón uno piense lo de «¿Qué coño hago yo aquí?» pero que quede contrarrestado en el final, con un «¿Cuándo es el siguiente»?. No quita que duela pero quieras más, no quita que cada vez que te levantas a las seis de la mañana, cuando es de noche en Madrid te tengas que acordar de Rise and Shine, ese pedazo vídeo que me sigue poniendo la piel de gallina.

Y no es que quiera responder a esos que te preguntan por qué cuando no se puede. Pero estos días tengo un motivo adicional para correr, para tratar de hacer un reto distinto. La Intermón Trailwalker del próximo cinco de julio. 100 kilómetros duretes por la Sierra de Madrid, en equipo y con un máximo de 32 horas de camino que deberemos completar los cuatro integrantes del equipo a la vez.

100 km de montaña trailwalker Madrid

Puestos a responder por qué correr esta carrera fue, también, porque si. Vi la primera Trailwalker, la que ya se había hecho en Girona y me pareció muy chula. Correr para recaudar dinero para proyectos de Intermón, aglutinando un mínimo de 1.500 euros y hacerlo en compañía de gente que te quisiera acompañar, amigos, compañeros de trabajo, socios, familiares, alguien… Alguien porque al principio me costó encontrar gente. En la ofi de coches me decían que estoy loco y por mucho que preguntara a mi alrededor no era fácil.

Hasta que di con mi equipazo, hasta que me dijeron que si Sergio, Ricardo y Eloy. Socio, amigo de socio y primo, una mezcla rara pero perfecta, alineada a tope para disfrutar en el camino y para de paso tener y poder dar un motivo. Recaudar dinero para proyectos como estos.

Con lo que lo dicho. Ya tengo un motivo más y claro, estas líneas son también para animarte a si quieres, que aportes a esos proyectos. Que apoyes desde este link a nuestro equipo. Cuanto más dinero mejor, correremos más felices, con más motivos.

La filantropía de Mark Zuckerberg, la de la viuda, la mía…

En aquel tiempo, alzando Jesús la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir. (Lucas 21, 1-4)

Toma… Menuda manera de empezar un post, con un trozo del Evangelio de Lucas ¿y eso?

Pues es que el otro día mi buen amigo Javier Andrés publicó un artículo en el que contaba, a propósito de la salida a bolsa de Facebook, que había pasado inadvertido un gran gesto por parte de su fundador Mark Zuckerberg.

Y es que el bueno de Mark se ha apuntado a Giving Pledge que es una bonita iniciativa por parte de algunos ricos, en su mayoría norteamericanos, a comprometerse a dar una buena parte de su fortuna personal a obras de caridad.

Javier argumenta en su post que es espectacular que alguien con veintisiete años sea capaz de comprometerse a dar la mitad de sus estimados 28.000 millones de euros a obras de caridad y que ejemplos como estos son los que iluminan. (Por cierto, no entiendo cómo se puede titular un post como el de Expansión «podría ganar hasta 28.000 millones» ¿es que el fundador de Facebook no los tiene ya?)

En ese momento le empecé a transmitir mis dudas a Javier sobre qué era compromiso moral, en qué plazo se daba esa mitad de la fortuna y quien auditaba que esto fuera así. Javier me decía que lo importante es el ejemplo que esta gente puede dar, que era más importante el qué al cuando y que lo importante no es el dedo sino la luna hacia la que este apunta.

Y ahí le dije que no, que no lo veía. Y es que me parece muy fácil decir que te comprometes a hacer algo y no hacerlo ahora porque ¿hay algo que le impida a la mayoría de esos ricos a dar la mitad de sus dineros ya mismo? ¿Por qué se comprometen a hacerlo y no lo hacen ya? Y si lo van a hacer ¿Quien lo audita? ¿Quién lo comprueba? Porque con tanto dinero se puede hacer y ya mismo, no hay más problemas.

Y ahí está también lo mejorable. Lo fácil es decir que siendo tan ricos se puede dar el dinero ya mismo y no que nos miremos a nosotros mismos y veamos cuanto damos ahora mismo, en tiempo o en dinero, por los más pobres.

¿Tiene más mérito Mark Zuckerberg comprometiéndose a dar la mitad de su inmensa fortuna o alguien que da la mitad de lo que tiene aquí y ahora? ¿Y si ese alguien encima da más de lo que tiene para si mismo?

Esta es una reflexión que me hago siempre, que tengo que quitarme de lo que tengo para dar a los demás, ahora. Y eso es lo difícil. Lo fácil ahora es atacarme y decirme lo que tu quieras, lo que no he dicho, porque no he dicho que de mucho, al contrario, tendría que dar mucho más de lo que doy. Esto no es un post para decir lo bueno que soy y lo mucho que doy, tampoco. Como le dije al gran Miguel Arias en un tweet posterior no voy a decir si doy o no doy y cuanto. Porque siempre me ha parecido muy curioso encontarme con amigos que me miden sin saber sintiéndose quien por el posible aspecto de su vida. En eso no entro.

Solo es un post para decirme a mi mismo que aún siendo el gesto de Mark muy loable prefiero viuda pobre que se esconde para dar o súper rico que lo da, lo cuenta para dar ejemplo pero lo da ya. Nada de compromisos no auditables que siendo bonitos y dando supuesto ejemplo no los veo, no tengo por qué creerlos y no hay tiempo que perder.

Ah, y Javier es un gran tipo, que no se os olvide. Estoy seguro que da de lo que le falta ahora y cuando venda su maravilloso Ticketea.